Testimonio de paciente de Terapia Visual en Asturias: A.F.M. 10 años
Estimados amigos:
Mi pequeño y yo habíamos hecho un largo camino en busca de una solución para sus problemas. Debo reconocer que casi habíamos tirado la toalla, después de haber probado un montón de remedios, métodos de aprendizaje, … Y que nada funcionase. Los problemas seguían estando ahí, su incapacidad para leer, las horas que tardaba en hacer una página de deberes, su torpeza en el cálculo y otro montón de cuestiones más.
Él casi todo el día estaba con el ceño fruncido. Pero no solo demostraba su enfado permanente de esta manera, lo último era destrozar los libros, romperlos… Esta labor la hacía con mucho gusto y dedicación hasta dejarlos convertidos en un montón de papelitos de tamaño casi minúsculo.
En el colegio tampoco se portaba bien. Era rebelde. Esto hacía que me llamaran continuamente para comentarme que no entendían qué le pasaba a un niño tan listo y tan espabilado.
Las reuniones siempre comenzaban igual, valorando algún nuevo método de aprendizaje que le podía venir bien, continuaban quejándose de que no trabajaba y que los deberes nunca los hacía completos y ya al final siempre aparecía la temible frase de “…los niños necesitan límites, están más cómodos con ellos…” o “no se le puede consentir tanto” o “no puede salirse siempre con la suya”, en fin todo ese repertorio de frases hechas que usan los profesores para, decir sin decir, que los padres somos los culpables de la rebeldía de nuestros hijos, de su retraso con respecto a los compañeros, de que se niegue a leer en el colegio… porque no estamos educando los bien. Decían que era vago, revoltoso y terco y, entre líneas, decían “la culpa la tienes tú”.
Ese era nuestro día a día cuando una profesora “atípica” y no muy bien considerada en su colegio me citó un día para decirme que mi hijo, estaba segura, tenía un problema de vista. No puede ser, está valorado por los mejores profesionales de Asturias y seguramente de España. Me da igual, contestó. Tiene un problema de vista. A partir de ese momento busqué la solución y encontré a Visualia.
Le valoraron y su estudio reveló un montón de problemas visuales que nadie le había detectado hasta entonces. Comenzamos con la terapia, y hace 5 meses que estamos con ella.
Desde entonces nuestra vida ha cambiado mucho. La mejoría en mi hijo la noté casi de inmediato. Ahora hace 5 meses que empezamos y, aunque a veces me siento frustrada porque no trabajamos todo lo que yo quisiera, el avance que ha tenido ha sido muy importante. Lee bastante bien, colorea bien, escribe, calcula y en general ha mejorado mucho en todos los aspectos. Aquellas tardes interminables haciendo deberes se han reducido a una hora y sus sueños sean desfruncido mucho, no del todo, y el mío también.
El método terapéutico me parece magnífico. Los ejercicios varían cada semana y son de duración corta. Yo creo que estos dos aspectos son fundamentales para que cualquier terapia dirigida a los niños funcione. Variedad y tiempos cortos.
Sé que la recuperación de mi hijo es un camino largo y que estamos casi al principio, pero lo haremos juntos. A veces con más entusiasmo y otras con menos, porque somos humanos. Lo que sí tendremos es la seguridad de que el camino es el correcto.
Quiero que mis últimas palabras sean dirigidas al equipo humano que trabaja en Visualia con Nansy al frente, magnífica profesional, trabajadora y humana, siempre inventando y buscando cosas nuevas para ayudar a nuestros hijos. Oscar, profesional concienzudo, imponiendo siempre nuevas metas a los peques. Silvia, estupenda terapeuta, a la que mi hijo adora. No quiero olvidarme de Mara, siempre intentando facilitarte las cosas, que consigue que nunca te sientas nuevo en la casa.
A todos ellos les doy las gracias por su amabilidad, por su ternura con mi hijo, por su firmeza cuando es necesario, por contar con nosotros, padres, para todo. Y por hacerme creer que era posible…
Un abrazo. M.F.M., madre de A.F.M. 10 años