Testimonio de paciente de Terapia Visual en Asturias: A. 3 años
Nuestra hija A. salió de la guardería completamente estrábica, de repente, 3 días antes de cumplir 3 años.
Hasta aquel día, A había tenido un desarrollo completamente normal y sus dos ojos miraban para el mismo lado.
En esos primeros días, coger una cosa le costaba 3 intentos.
Así empezó nuestra peregrinación por todas las consultas de oftalmólogos de los servicios públicos y privados que nos pudimos permitir.
Salas atestadas y estupendas salas de espera, gotas en los ojos que la aterrorizaban, especialistas muy amables y otros muy fríos y antipáticos.
Dos años de peregrinaje y de impotencia: ESTRABISMO AMBLIOPE. Ése fue el diagnóstico que conseguimos; igual se le metía un ojo para adentro que el otro.
“Pero no se preocupen, los niños se acostumbran enseguida a esto…”. Nos dijeron que a pesar de esto tenía una estupenda visión en ambos ojos, que podía corregirse con el tiempo, y que si esto no sucedía, existía la posibilidad de operarla con bótox, ya que era SOLAMENTE UNA CUESTIÓN ESTÉTICA.
Un día escuchamos una entrevista por la radio a un especialista de Madrid que proponía ejercicios para rehabilitar los problemas de estrabismo.
Seguimos visitando al oftalmólogo cada 6 meses con el mismo resultado, estupenda visión en ambos ojos incluso mejor de la normal a su edad … y un chupa chups de regalo.
Por fin, un día de junio de 2009, buscando información en internet sobre la terapia visual de la que habíamos oído hablar (y sobre la que preguntamos insistentemente sin ningún resultado a todos los especialistas que trataron a nuestra hija), encontramos Visualia y… ¡en Asturias!
A. ya tenía 5 años y el final de aquel último curso de educación infantil había sido difícil; no quería salir al recreo, la aturdían los gritos de los otros niños …
En Visualia empezó con una terapia auditiva, aunque creíamos que su problema era solo visual.
El resultado fue espectacular. Unos días después de terminar esta terapia nos dijo “ahora me doy cuenta de que lo que tocó es lo que veo. Antes no era así, yo veía como cuatro cosas pero cuando las tocaba solo había una”.
Entendimos, gracias a Nansy, que el problema de nuestra hija era que podía ver ahora con un ojo, ahora con el otro, pero no era bifocal; no tenía capacidad de mirar con los dos ojos a la vez.
Entendimos la locura de mensajes que llegaban a su cerebro y lo confundida que esto la debía de tener, por esto A nunca jugaba a la pelota; por eso, aunque corría, parecía que siempre estaba a punto de caer, por eso miraba la tele de lado y le costaba tanto centrarse en lo que hacía.
Después de esto, Syntonic, terapia visual, movimientos rítmicos, trabajo, trabajo, trabajo… Pero podemos decir que todo ha sido mejorar.
Es verdad que el curso pasado ha sido duro, trabajo diario, las tareas del cole y las tareas de Nansy, los viajes a Gijón todas las semanas a más de 100 km de casa y el mes de vacaciones, julio, viajando diariamente a Gijón para hacer por segunda vez terapia auditiva.
Pero otra vez, unos días después de terminar esta terapia, A recuperó la bicocalidad y se ha pasado el verano alucinando con los colores de las cosas, con los paisajes cotidianos, donde de repente descubre 1000 matices que antes no veía, los árboles, las piedras, el pelo de su perra, los poros y las arrugas de nuestra piel.
Queda trabajo todavía, se la va y se la viene esta bifocalidad recién recuperada, sobre todo en momentos de estrés, pero gracias a Nansy y a Silvia, está encontrando herramientas en ella misma para manejarse con su problema.
Imaginamos lo que fueron estos años de atrás para ella y pensamos con terror la solución que tenía destinada para ella la oftalmología “tradicional” si hubiera pasado más tiempo en esta situación y hubiéramos llegado -por pura ignorancia- a someterla a una operación meramente estética, después de que su cerebro hubiese elegido a qué ojo hacer caso y se hubiera convertido en una persona tuerta funcional…
El caso es que, a pesar gracias a todo este trabajo el curso pasado académicamente fue inmejorable, nuestra hija ha aumentado su autoestima y la seguridad en sí misma, va feliz al colegio y ahora mete unos goles que no veas…
Mil gracias otra vez por mostrarnos el camino.