
¿Existe alguna relación entre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y la visión?
En los últimos años, parece haber aumentado de manera preocupante el número de niños y jóvenes que son diagnosticados con un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).De hecho, basta con echar un vistazo a las redes sociales para comprobar cómo se comenta y se analiza mucho más este fenómeno que ha saltado a la palestra.
Sin embargo, de lo que no se habla tanto es de la posible relación existente entre TDAH y visión. Pero profesionales de la salud, de la educación y de la terapia visual coinciden en que algunos síntomas atribuidos al TDAH podrían estar vinculados —al menos en parte— a problemas visuales no detectados. Este enfoque invita a replantear la importancia de una evaluación visual completa en niños y adolescentes con dificultades atencionales, especialmente cuando estas interfieren con el aprendizaje o con la conducta.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta principalmente a la autorregulación de la atención, el control de los impulsos y la actividad motora.
Se manifiesta en forma de inatención (dificultad para concentrarse o mantener el foco en tareas), hiperactividad (actividad motora excesiva e inapropiada para el contexto) e impulsividad (dificultad, por ejemplo, para esperar turnos o reflexionar antes de actuar).
Su origen es multifactorial, con una fuerte base neurobiológica, aunque factores ambientales, sociales y sensoriales también influyen en su expresión clínica.
¿Existe relación entre TDAH y visión?
Sí, existe una relación relevante y comprobada entre el TDAH y ciertos problemas visuales, especialmente aquellos de tipo funcional.
Diversas investigaciones han demostrado que alteraciones visuales como el estrabismo leve, los problemas de acomodación visual, la disfunción binocular o las dificultades en los movimientos oculares (seguimiento y fijación) pueden potenciar algunos de los síntomas propios de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
Asimismo, padecer un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad también puede influir en el sistema visual: niños con impulsividad o dificultad de control motor pueden presentar movimientos oculares erráticos o mal coordinados, lo cual repercute directamente en la calidad de la lectura, en el rendimiento escolar, en el aprendizaje o en el procesamiento visual.
Por tanto, se trata de una relación bidireccional: un trastorno visual puede agravar los síntomas del TDAH, y viceversa, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad puede contribuir a causar problemas funcionales de visión.
¿Puede ayudar la terapia visual?
Cuando se identifican problemas visuales asociados, la terapia visual puede ser de gran ayuda en personas con TDAH, siempre que esté bien dirigida y personalizada a cada caso concreto.
Normalmente, cuando alguien es diagnosticado con este trastorno, la terapia visual consiste en realizar un conjunto de ejercicios clínicamente estructurados, personalizados según la disfunción concreta, que entrenan y mejoran habilidades como la acomodación, la convergencia, la coordinación ojo-mano o los movimientos sacádicos.
Si bien queremos dejar claro que la terapia visual no trata el TDAH como tal, puede reducir significativamente los síntomas que se solapan con él, mejorando la concentración, el confort visual y el rendimiento académico.
Además, antes de confirmar un diagnóstico de TDAH, resulta esencial una evaluación visual completa. Solo así se puede asegurar que las dificultades de atención no estén causadas —o exacerbadas— por un problema visual.
Un abordaje interdisciplinar, que incluya a especialistas en terapia visual ofrece una intervención más precisa y eficaz con las verdaderas necesidades del niño. Y en este sentido, ya sabes que en Visualia contamos con el conocimiento, la experiencia y las técnicas necesarias para poder ayudarte, ¡reserva ya tu cita con nosotros si alguno de tus hijos o familiares sufre problemas de atención en Asturias!