Problema visual en niño de 0 a 3 años - Visualia

Síntomas de un posible problema visual en un niño de 0 a 3 años

Detectar un problema visual en un niño de 0 a 3 años no es fácil. Al fin y al cabo, su actividad es bastante limitada -sobre todo en los primeros meses de vida- como para poder darte cuenta de que ocurre “algo raro” en su visión, al margen de que aún no tiene capacidad para expresarse ni para comprender cómo debería ver el mundo a través de sus ojos.

Sin embargo, garantizar que tenga un correcto desarrollo visual durante los primeros años de vida es clave para evitar problemas futuros en ámbitos como, por ejemplo, el aprendizaje escolar. Entonces, ¿qué señales pueden avisarte de que existe algún problema de visión en un niño tan pequeño? ¿Qué hacer en una situación así? Hoy te lo contamos.

Señales de un problema visual en un niño de 0 a 3 años

Entre los 0 y los 3 años se produce una etapa crítica en la maduración del sistema visual: el cerebro y los ojos trabajan conjuntamente para establecer las bases de la percepción espacial, de la coordinación ojo-mano y del desarrollo motor.

Por ello, los padres y cuidadores deben estar atentos a ciertas señales que pueden indicar la presencia de un trastorno visual y que requieren una valoración profesional.

1.- Ausencia de contacto visual con los padres: A partir de los 2 o 3 meses, el bebé debería comenzar a fijar la mirada y seguir objetos o estímulos luminosos, aunque sea de manera breve, especialmente cuando esos objetos o estímulos vienen de la mano de los progenitores. Si esta respuesta no aparece, conviene consultar con un optometrista pediátrico.

2.- Necesidad de acercarse excesivamente a los objetos pasados los 6 meses de edad: Aunque los bebés tienden a explorar con las manos y llevarse todo a la boca, una proximidad constante al estímulo puede indicar dificultades para enfocar o percibir detalles a distancias de visión habituales.

3.- Movimientos anómalos: Como guiñar un ojo de manera repetida o adoptar posturas compensatorias de la cabeza (inclinarla o girarla con frecuencia). Estos comportamientos pueden reflejar intentos del niño por compensar una alteración binocular o una diferencia de agudeza visual entre ambos ojos.

4.- Desviación ocular: Es importante no alarmarse ya que, por ejemplo, algunas desviaciones pueden aparecer en los primeros meses como forma parte de la maduración visual, desapareciendo con el tiempo. Sin embargo, si existe una desviación ocular que se mantiene, que siempre afecta al mismo ojo o que se vuelve cada vez más frecuente, podemos estar ante un problema visual que comprometa la visión binocular o la percepción de profundidad.

5.- Torpeza motora temprana: Algunos niños son propensos a sufrir caídas frecuentes, se les cae el balón de las manos cuando juegan o presentan dificultades para calcular distancias. Estos signos, que en muchas ocasiones se normalizan dando por hecho que se debe a la torpeza del niño, pueden deberse a problemas de coordinación visual y falta de visión estereoscópica, que resulta esencial para la orientación espacial.

 

Conclusión

Ante cualquiera de estas señales en tu hijo/a, es indispensable que acudas a una evaluación optométrica especializada para evitar problemas mayores. De ahí que sea tan importante estar pendiente de su comportamiento para poder identificar a tiempo cualquier posible problema visual en un niño cuando tiene de 0 a 3 años.

La detección precoz y la intervención oportuna mediante terapia visual en Asturias no solo evitará complicaciones futuras, sino que también favorecerá el desarrollo global de tu hijo/a, que dispondrá de las herramientas visuales necesarias para aprender y relacionarse con su entorno.